LA IMAGINARIA NECESIDAD DE ATACAR
Hoy día, en el campo terapéutico, es muy habitual hablar de programas, guiones o patrones
mentales. El desarrollo de la informática nos ha familiarizado con estos
términos, lo que ha facilitado la comprensión de algo que ya veníamos
constatando: el hecho de que, en gran medida, nuestra mente está programada.
Ya hemos visto que el personaje es la parte de tu mente
sometida a los programas. Es tu programa personalizado con el cual estás
identificado, es decir, crees a un nivel profundamente sentido que eres ese
juego de programas característicos o rasgos que constituyen tu personalidad.
Esta, unida a la historia de tu vida –lo que puedes recordar tal y como lo
interpretes- y a la forma de tu cuerpo, constituye la persona que crees ser.
En realidad, todo ello es memoria. Tu cuerpo es una memoria
biológica codificada. Tu historia es pura memoria. La memoria es una
programación que afecta y define tu presente. Igual que los rasgos de tu
personalidad, todo es parte de un juego de programas. Estamos tan fuertemente
condicionados por el pasado y nuestras interpretaciones de la realidad que, al
vernos totalmente imbuidos en el personaje que interpretamos, nos da la
impresión de que es imposible escapar de la película que se rueda en la propia
mente.
La verdadera evolución es de la conciencia, y consiste en la
desprogramación de todos los patrones que limitan nuestra mente, los cuales son
ramificaciones complejas de un mismo sistema de pensamiento al que llamo el programa ego.
LAS TRES DEFENSAS DEL EGO
El programa intenta impedir por todos los medios que te
hagas consciente de él. Para ello, desarrolla una estrategia muy amplia, aunque
enseguida puedes percibir tres defensas básicas. Es interesante estudiarlas
ahora para poder identificarlas cuando aparezcan en tu mente.
La primera defensa:
no puedes
Será la primera defensa que verás en tu mente cuando
practiques el perdón. Seguro que ya estás acostumbrado a que aparezca ante tus
intentos de elevarte por encima de ti mismo. El programa insistirá mucho para
hacerte creer que eres impotente frente a él. Te insuflará constantes
pensamientos de fracaso, de pereza, de hastío ante los avances de tu
conciencia. No puedes. Es muy difícil. Es imposible. Soy incapaz.
Nunca lo conseguiré. Necesita hacerte
creer que no puedes liberarte de los hábitos mentales, del pasado, del
subconsciente, de él mismo. Pone todo su empeño en que desistas y abandones el
intento de alcanzar la comprensión, haciéndote creer que es inútil todo
esfuerzo y todo trabajo interno. Su argumento más persistente consiste en
convencerte de tu debilidad, la cual proviene de verte a ti mismo como un cuerpo
y una historia en lugar de como mente.
No puedes es el
victimismo, la impotencia y la incapacidad. Principalmente, consiste en la
creencia generalizada de que eres impotente para cambiar tu percepción,
liberarte de los programas, vivir sin ellos e incluso sin sufrimiento. El
victimismo está directamente relacionado con la identificación con los
programas o automatismos reactivos internos. Uno llega a creer que esos
programas son su identidad y se transforma en víctima de ellos.
La primera defensa del ego es el victimismo. No puedes deshacerte de tus programas, de
tus hábitos mentales, porque eso eres tú. La depresión es el grado profundo
de identificación con el personaje víctima, el máximo triunfo del programa.
La primera defensa
del ego dice: tú no puedes liberarte de mí, porque tú eres yo.
La segunda defensa:
no mires
El principio fundamental del sistema de creencias del ego
consiste en que, en tu esencia, eres algo
horrible y lo mejor que puedes hacer es no mirar adentro, ya que, si vieras lo
que eres en el fondo, quedarías espantado y no lo podrías soportar. Por
esta misma razón, más vale que nadie te
llegue a conocer de verdad. Es mejor tapar lo de dentro. Esta sensación
inconsciente de ser inadecuado ha sido llamada también “pecado original” y
viene a decir que tu esencia es el mal, una especie de error esencial por el
cual sufres cada día. Esta ilusión es la base del ego.
La segunda defensa del ego dice: no mires adentro, porque te dolerá ver que eres basura. Sin
embargo, eso que ves no eres tú. La comprensión te lleva a ver el programa y su
funcionamiento. Tan sólo estás viendo lo falso, los personajes de la función de
teatro que ha montado el programa.
Mientras practiques el perdón, el programa aprovechará cada
toma de conciencia que asome a tu mente para hacerte sentir culpable. Mira lo que has visto, sin duda eres malo.
Su función consiste en reemplazar la comprensión por culpa. Así, cuando veas el
programa, te identificarás con lo falso y de nuevo te sentirás equivocado. De
este modo asocia la toma de conciencia con la dolorosa culpa, te desmotiva y
otra vez vuelves a la primera defensa. Te
hará creer que la felicidad es la inconsciencia.
Sin embargo, si te permites ser de un modo amable y escuchas
a tu interior desde el silencio, es decir, si sigues mirando sin escuchar el
programa y confiando en la comprensión, llegarás a ver lo que realmente eres en
cada experiencia de perdón auténtico: luz, comprensión, amor, inteligencia.
Esto es lo que más teme el ego, pues dejarás de necesitarlo a medida que asome
el conocimiento de tu realidad...