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jueves, septiembre 17

"La Mente revisada" (David Hoffmeister)



La llamada al despertar proviene de la profundidad interior. Es la invitación a una aventura como ninguna se haya ofrecido jamás al mundo. El siguiente diálogo tiene como foco el despertar de la mente.

 

"La mente revisada" - David Hoffmeister
Capítulo I

LA SEPARACIÓN DE LA MENTE

Enseñando eso, uno puede reconocer la verdad como lo único que hay y despertarse ahora, lo que se enseña es simplemente un reflejo de claridad de mente. Esta es una experiencia y una presencia viva, más que simplemente una representación de ideas.
Como mensajeros de Paz, servimos como compañeros poderosos para cada uno y reconocemos que el despertar no es una tarea casual, sino que demanda un compromiso inflexible. La profundidad de la discusión refleja nuestra voluntad de cuestionar todas nuestras suposiciones, directa e inmediatamente. Puede que se considere radical o extremada y desde el punto de vista del mundo, lo es. La total transformación de la mente se aborda con una pasión y una devoción y un ardiente deseo que procede del interior. Este es nuestro objetivo unificado y nuestro propósito.

Ha llegado la hora de despertar. El tiempo de las palabras y los conceptos está casi acabado. Ahora buscamos la experiencia directa del Amor de Dios. Con agrado, abandonamos las técnicas y repeticiones y los rituales y así nos encontraremos con Dios en el Silencio de nuestros corazones. Lo que pensamos que sabíamos de Dios era un error. Y así venimos ahora con las manos vacías y los brazos abiertos, conscientes de que no conocemos el camino hacia Dios y, sin embargo, seguros de que Dios nos mostrará ese camino.

Al mirar a nuestro alrededor, vemos que nuestros poderosos compañeros se han reunido a nuestro lado para la última ascensión hacia Dios. Un amigo es un amigo en el Señor. La bienvenida nunca terminará en la Faz de Cristo. La relación santa ha venido hasta nosotros y nos llena de gozo y gratitud. Los testigos del sueño feliz se ven por todas partes, en cualquier dirección que miremos y en todo momento. La manta de Paz se ha extendido por toda la faz de la Tierra. La tranquilidad fluye para sus participantes.

No queda nada que hacer sino celebrar, regocijarse y bendecir. Todas las baratijas del mundo, que una vez nos deslumbraron, no tienen ningún valor ante la inmensidad de esta experiencia del presente. Todas las ambiciones y luchas para empresas futuras se han desvanecido. Toda curiosidad acerca del mundo se ha acabado. Descansamos en un silencio tan profundo e inconmensurable, que el tiempo transcurre sin que nos toque. Escuchamos, oímos y nos regocijamos.

Este escrito es meramente una colección de palabras. No es nada por sí mismo. Que sus palabras sean un reflejo de la inspiración dentro de ti, la llamada al despertar y a estar contentos. Que se acelere tu camino hacia la Paz, gozo y felicidad eterna. Y que experimentes eso de lo que no podemos hablar, pero que te pertenece con sólo pedirlo.
La mente no puede dejarse atrás porque está en todas partes. Verdaderamente, se puede dejar atrás todo en este mundo, pero no se puede dejar lo que uno es. Dado que la mente lo abarca todo, no se la puede limitar. La mente puede parecer que duerma y sueñe, pero nunca puede ser lo que no es. Mientras parece dormir, lo único que le queda hacer a la mente es cambiar el sentido de sí misma y despertarse. Este debate entre David y algunos amigos se centra en el cambio de mentalidad que es necesario para reconocer la iluminación. Se hace evidente que esto requiere un cuestionarse concienzudamente sobre todos los obstáculos para llegar a la consciencia de la presencia del Amor, un revisar la mente.

David: La Verdad está dentro de la mente. Sin embargo hay un sistema de creencias que produce decepción, un estado de inconciencia que obscurece la conciencia de la Verdad. Tenemos una oportunidad, en una forma profundamente significativa de reunirnos y mirar con calma todos los obstáculos hacia el Amor y pedir al Espíritu que nos ilumine. La mente que se percibe a sí misma como que existe dentro de un mundo de dualidad, funciona siempre desde un sistema de creencia dualístico. Cuestionando continuamente este sistema de creencia dualística, a menudo se percibe como desasosegado y sobrecogedor; sin embargo, este cuestionarse es necesario si uno ha de conseguir un constante estado de paz.

Hay solamente un espíritu, pero parece haber muchos pensamientos, emociones y percepciones para ocultar la conciencia del Espíritu. Todo son tentaciones para olvidar al Ser y a Dios. Si se les da fe a estas ilusiones, no hay voluntad de cuestionarse las falsas creencias subyacentes en la raíz de toda falsa percepción. Es muy importante para nosotros tener una mente abierta y estar dispuestos a permitir que el Espíritu desvele esta falsa creencia.

Lo que me gustaría hacer hoy es hablar sobre las ideas reflejadas en un Curso de Milagros, una escritura contemporánea y una herramienta práctica para la transformación de la mente, que puede ser de enorme ayuda para alcanzar la claridad. El Curso está concebido para que experimentemos una paz interior duradera. No es un simple libro que tengamos que estudiar, del que tengamos que hablar, analizar o ritualizar, en el sentido de convertirlo en otra teología o religión. El mensaje del Curso, el mensaje que yo estoy compartiendo con Uds., es la Verdad que está dentro de Uds. Y esa consistente paz mental es un objetivo que Uds. pueden y deben obtener inevitablemente. Es una paz que viene de estar sintonizados con esa Voz calmada de tu interior y de deshacerte de esa otra voz en la mente errada del ego, que es la voz del conflicto, del miedo y de la muerte. En ese sentido, el Curso puede resumirse así: hay dos voces en la mente errada, y este es un curso para aprender a escuchar sólo la voz que habla por Dios. La Voz de la Paz y, así, acabar con el error. A esta voz de Dios o de Paz, podría llamársele nuestra propia intuición o Guía Interior. En el Curso se le llama “El Espíritu Santo”, ya que se utiliza la terminología cristiana. Si uno viene de una educación cristiana, puede que se sienta cómodo con los términos “Espíritu Santo”, Jesús, el Dios Padre o El, Poder Superior. Lo que queremos hacer es ir más allá de las palabras, que son formas, e ir más profundo. Queremos unirnos en una intención de experimentar claridad de mente y paz.

Mientras leo aquel pasaje, pienso en lo que enseña Jesús en la Biblia: “El Reino de los Cielos está al alcance de la mano”. Piensa acerca de esta frase y piensa cuán cerca está una mano. Es sólo un símbolo de que el Amor está siempre presente y muy cercano.
Llamar a Dios Padre amoroso es, también, un símbolo. Dios no es ni masculino ni femenino. Esos son términos de este mundo de forma y dualidad. El Espíritu no sabe de géneros. Para referirse al Espíritu, eterno e inmutable, sin embargo, Jesús usaba símbolos de palabras y conceptos que le eran familiares a la mente errada. Así pues, cuando Jesús dice que “El Reino de los Cielos está al alcance de la mano”, Él, realmente, no nos está guiando al momento presente y a la realización de que ahora mismo, en este mismo instante, uno es perfecto. No se trata de construirse y mejorarse a sí mismo.

No importa cuán mejorado e inflado parezca estar el ser limitado, no será jamás el Ser Eterno e inmutable que Dios creó. Debemos estar alerta ante la trampa de pensar que la felicidad, la paz mental y la salvación se encuentran en algún lugar del futuro. El concepto lineal del tiempo es parte del sistema de creencias dualísticas que debe ser cuestionado. Hay un gran gozo y contentamiento en la experiencia del instante santo, AHORA. Dios no se nos está resistiendo ni nos está mostrando una zanahoria de paz eterna, delante de nuestros ojos, diciendo:”Aquí está el cielo, sigue tratando de alcanzarlo....uf!, se te escapó de nuevo”. La Iluminación está aquí, aquí ahora, para la mente que está preparada, abierta y deseosa de reconocerlo.

Pregunta: Si la iluminación está tan cerca, ¿por qué el reconocerlo parece como una gran lucha?, ¿por qué continuar sintiéndome culpable, temeroso, ansioso y deprimido? Y ¿por qué continuar repitiendo el mismo tipo de patrón de comportamiento una y otra vez?

David: Sobre eso es sobre lo que quiero que hablemos hoy. Si la verdad es inmediata y está aquí mismo ahora, al alcance de la mano, por decirlo así, entonces lo que necesitamos hacer es mirar a lo que está bloqueando a la verdad de la conciencia. A lo que se interpone en el camino de la simple aceptación de nuestra felicidad. Queremos examinar qué es lo que impide que experimentemos los sentimientos de paz y gozo y amor de manera conscientemente permanente.

La enseñanza del Curso es que el Amor es todo lo que hay. Dios no tiene nada que ver con el miedo. Dios no tiene nada que ver con la enfermedad, el sufrimiento, la ansiedad, la depresión y todas las diferentes formas que el miedo puede adoptar. “Dios”, “Verdad”, llámalo como lo llames, es Espíritu y nuestra esencia; nuestra verdadera identidad es Espíritu; Jesús enseña: Tu eres el hijo viviente de Dios. Eres el Cristo pero has olvidado tu identidad. Te has dormido y has tenido un sueño en el que crees que no eres lo que fue creado, “a imagen y semejanza de tu Padre”. En su lugar, tú crees estar en un cuerpo diminuto rodeado de un vasto mundo, a merced constante de fuerzas externas. Parece que tienes que estar protegiendo tu cuerpo constantemente. Parece que luchas para sobrevivir, una lucha para mantener el cuello fuera del agua, por decirlo de algún modo. Esta falsa percepción es el resultado de un sistema de creencias falso, sostenido en la mente, basado en la creencia de la separación de Dios.

Si ese no es nuestro habitual estado de mente, nuestra experiencia presente, entonces hay un sistema de creencias en el que estamos invirtiendo y que necesita ser cuestionado. Únicamente existen dos sistemas de pensamiento en la mente errada. Uno de ellos es el del Espíritu Santo que es el sistema de Pensamiento del Amor. El otro es el sistema de pensamiento del ego, basado en el miedo. Querer mantener en la mente dos sistemas de pensamiento irreconciliables es intolerable. La mente errada intenta proyectar la brecha de la separación sobre la pantalla del mundo. Así es como el mundo de la dualidad parece tener existencia. Así, pues, en vez de, simplemente, ver la separación donde realmente está, en la mente, la mente que duerme la ve en el mundo (ejemplo: las dualidades de rápido y lento; caliente y frío; hombre y mujer; bueno y malo; etc.) Este mundo es, por lo tanto, un intento de evitar ver que la separación está en nuestra mente. Nuestra charla de hoy se enfocará en la idea de que no hay ningún problema aparte de nuestra mente y en que la única solución al único problema está dentro de nuestra mente y está disponible en este instante.

Invito a todos a hacer cualquier pregunta. Recuerden, nuestro propósito es adentrarnos en esta empresa juntos y tomar conciencia de que todos los problemas y preocupaciones reflejan la única falsa creencia del sistema del que proceden. Juntos y unidos con el Espíritu Santo podemos ver su irrealidad. ¿Hay alguna otra pregunta sobre esta sipnosis que acabamos de dar?

Pregunta: Si nada irreal existe, ¿qué existe?

David: Dios y todo lo que proviene de Dios existe. Así pues, Cristo es su Hijo creado, tiene existencia. Cristo es el Pensamiento de Dios. Dios se extiende a sí mismo en su Hijo “a su imagen y semejanza”, lo que se traduce en un mismo Pensamiento y una misma Calidad. En un Curso de Milagros, Jesús tambien dice que el Hijo de Dios tiene creaciones y posee poder para crear ya que Dios dio a su Hijo habilidad creadora. Así que las creaciones del Hijo de Dios también tienen existencia.

Sin embargo, podemos hacer una distinción entre la definición del mundo para lo que es la creación y lo que Jesús llama “creación”. El cosmos espacio-temporal, el mundo y los cuerpos que parecen habitar el mundo son proyecciones de formas de pensamientos temporales y cambiantes que Dios no creó. A estos, por tanto, se les llama creaciones falsas. Inducir a la mente a abandonar sus creaciones falsas es la única aplicación de la habilidad creadora que es verdaderamente significativa. Hubo una vez, cuando estas formas de pensamiento parecían comenzar y habrá un tiempo cuando parezcan acabar. Ese tiempo es ahora si uno así lo elige. Este final ya ha sucedido a través del Espíritu Santo. La ilusión lineal tiempo-espacio se ha corregido. Aceptar la explicación o corrección para todos los pensamientos falsos parece ser sólo cuestión de tiempo. Es una elección presente que acaba con toda elección.

El Cosmos y el mundo de los cuerpos son la creencia en un sueño ilusorio. El Espíritu, como contraste, es eterno e inmutable. El Espíritu procede del Espíritu en una línea continua de creación. Dios es Espíritu; el Hijo de Dios es Espíritu; las creaciones del Hijo de Dios son Espíritu. El Espíritu, sin embargo, no tiene nada que ver con el mundo que se percibe a través de los cinco sentidos del cuerpo, incluyendo el cuerpo mismo. Cuando el Curso dice que “nada irreal existe” se refiere al proyecto irreal tiempo-espacio, cosmos-mundo, de cuerpos, de planetas, estrellas, agujeros negros, galaxias, etc. Jesús contrasta el Espíritu eterno, que es Dios, con el Universo espacio-temporal que es el ego.

Pregunta: ¡Bueno! Cuando miro las estrellas y veo la inmensidad de este Universo físico, veo montañas, veo océanos, veo continentes. El Universo material parece bastante grande para algo que parece no existir.

David: Todo eso es testimonio del poder de nuestra mente, del poder que la mente da a una creencia irreal. En la Biblia, el Génesis dice que Dios creó el cielo y la tierra. En contraste, Jesús en su Curso, según he reseñado, reserva el término creación para lo perfecto, lo eterno e inmutable. El ocaso de la Humanidad hace referencia al mundo de la dualidad dentro del cual la Humanidad parece luchar por la supervivencia. El mundo es, simplemente, la proyección de una creencia irreal: el ego. En otras palabras, esta inconsistente idea o esta creencia en la separación de Dios, fue una idea increíble, ridícula. El cosmos-mundo parecía levantarse como un lugar donde ocultarse de Dios, creado por la mente que creía en la separación, idea de la que olvidó reírse.
De nuevo, la distinción entre lo que existe y lo que no es la distinción entre lo eterno y lo temporal. Nada que sea temporal, incluyendo la diminuta idea loca y todo lo que parecía brotar de ella, existe. Todo lo que es eterno o de Dios existe y tiene realidad.

Pregunta: Aún estoy desconcertado acerca de nuestras creaciones, ¿qué son? Nosotros creamos desde Dios, de Dios aquello que es real. El Curso reiteradamente nos habla sobre lo que creamos y hay una pregunta que se me presenta insistentemente: ¿qué es exactamente lo que creamos?

David: En el texto, Jesús se refiere, muchas veces, a las creaciones. Sin embargo nunca entra en la descripción de estas creaciones en ningún detalle específico, excepto para explicar que permanecemos inconscientes de ellas hasta que verdaderamente recordamos a nuestro Ser como al Hijo de Dios. Intentar imaginar lo que podrían ser, es imposible ya que la imaginación está todavía dentro de los dominios del ego y estas creaciones no lo están. La imaginación conlleva imágenes. La Creación, no. No hay referencias específicas a qué son “las creaciones”, porque no son concretas ni específicas, dado que son abstractas.

Pregunta: Así, en realidad, se crean en Espíritu, invisibles a nuestros ojos en este momento. Pero quizá, en nuestro devenir, se nos darán a conocer.

David: Incluso en el uso de la frase “en nuestro devenir”, debemos aclarar lo que eso significa. Estas creaciones se nos revelan cuando uno despierta del sueño del mundo. Sin embargo, la percepción ha de despejarse, por decirlo así, antes de que verdaderamente podamos conocer algo. Cuando hablamos de devenir, a menudo se asume que la vida que uno parece estar experimentando en el cuerpo es realmente La Vida. Por ejemplo, la afirmación: “En el curso de toda una vida.... nacemos, crecemos, envejecemos y al final morimos”, asume que la vida es del cuerpo cuando, en realidad, La Vida es un simple estado de mente. Conceptos tales como “haciendo nuestra propia transición” o “devenir” todavía conlleva componentes lineales espacio-tiempo. Toda Vida es UNA, como la Mente es UNA. La Vida es estar con Dios en el Reino de los Cielos. La Vida es Ser. En términos del mundo, algunos individuos parecen haber tenido atisbos o reflejos de Vida, momentos de gozo sin razón aparente. Cuando uno está conectado escuchando esa Voz silenciosa en su mente, cuando uno está en su mente recta, eso es un reflejo de Vida. Cuando uno escucha al ego, cuando se está en la mente errada, eso es muerte. La Vida es eterna y no tiene nada que ver con el tiempo. Eso es muy diferente de las definiciones del mundo de vida y muerte (de cuerpos, plantas, animales, organismos, etc, que viven, crecen se apagan y mueren con el tiempo). El curso eleva estas definiciones del nivel de la forma al nivel de la mente. En el nivel de la mente, tanto la muerte como el reflejo de la Vida son propósitos.

Pregunta: ¿Es posible conocer nuestras creaciones en la forma?

David: De nuevo, las creaciones de Dios y las creaciones del Hijo de Dios no tienen nada que ver con formas e imágenes. Lo que el Curso llama “el mundo real” es la experiencia que se tiene cuando las imágenes o la percepción se vuelven verdad con la mediación del Espíritu Santo. El mundo real es la percepción del mundo del Espíritu Santo, o lo que llamamos el mundo perdonado. Esta es la piedra angular metafórica en lo que parece ser el regreso a Dios o al Conocimiento o a la Creación. La verdadera percepción, o el mundo real, conduce a Dios o Verdad. Cuando el Hijo de Dios pareció dormirse y caer en un sueño de separación, la respuesta que Dios dio fue el Espíritu Santo. El Espíritu Santo tiene un propósito para el sueño que trae consigo la Visión de Cristo.

En la Biblia está escrito “ Lo que sembrares, recogerás”. Por la manera en que este mundo está organizado, esta Ley se traduce como : lo que quiera que la mente piensa, sienta y y crea sobre sí misma, el mundo lo corroborará o traerá testigos para que lo hagan. La mente que invierte en el ego se siente culpable pensando que en realidad se separó de Dios y por lo tanto, da lugar a escenarios y guiones y escenas del mundo que atestigüen esta culpa. Abuso, negligencia, victimismo, enfermedad, dolor y sufrimiento son todo interpretaciones del mundo que están basadas en la creencia de que estamos separados de Dios.

Una analogía con un proyector de cine o un teatro puede ser de gran utilidad aquí. En la sala de proyección, dentro del proyector, está esta luminosa brillante y radiante luz. Esta es la gran metáfora para el Espíritu Santo. Esa brillante luz parece pasar a través de la película que está rellena de muchas imágenes oscuras. Llamaremos a esas imágenes “pensamientos de ataque” o “pensamientos del ego”. Al proyectarse estos pensamientos, lo que parece producirse en la pantalla del teatro son sombras. Para la mente que contempla la película, estas sombras parecen tener significado. Sin embargo, el único significado que la película parece tener es el que le da la mente, que simplemente ha olvidado que lo que ve es sólo una película. Se ha identificado con las figuras de la pantalla y el pensamiento de sí misma como una persona entre otras personas.
El mundo que percibimos a través de los ojos del cuerpo y oímos a través de los oídos del cuerpo es, también, una pantalla de imágenes. El mundo es sólo un sombrío reflejo de los pensamientos de ataque en la mente errada. Si uno se hace consciente de estos pensamientos de ataque y está dispuesto a soltarlos y reemplazarlos por pensamientos claros y reales, entonces estamos dispuestos a limpiar la película, por así decirlo, y permitir que la luz brille más. Cuando esto sucede, la pantalla se va a iluminar cada vez más. El mundo reflejará la luz que está en nuestra mente.

Cuando la mente comienza a abandonar el sistema de separación del ego, se abre al sistema de pensamiento del Espíritu Santo, que es la memoria de Dios en la mente errada. Este es un sistema de pensamiento que refleja amor y ofrece una interpretación del mundo completamente diferente. Cuando la mente abraza los pensamientos del Espíritu Santo, el mundo ofrece testigos a ese amor. Cuando se acepta al Espíritu Santo, el mundo, que fue una vez visto como un lugar de matar o ser matado, de violencia, de competición y de desigualdad, se llena de milagros – testigos de totalidad y finalidad. Sólo entonces es posible experimentar la paz, alegría y felicidad del perdón, lo que Jesús llama “el mundo real”.

Pregunta: ¿Qué hay de ese mundo real o perdonado? ¿Qué tengo que hacer para ver el mundo perdonado que el Espíritu Santo ve?

David: Uno tiene que estar dispuesto a dejar de juzgar o, más exactamente, a ver la imposibilidad de juzgar. La razón de que uno parece experimentar calor y frío; dolor y placer; enfermedad y salud; guerra y paz; muerte y vida y todas las variaciones, grados y extremos del mundo, es simplemente debido al juicio. El juicio rompe y fragmenta. 

Déjame usar el pensamiento de unidad como contraste. Solo piensa en la palabra “unidad”. Uno. Unicidad. Unión. Una continuidad imposible de quebrar. El círculo es un gran símbolo de unidad; sin comienzo ni final, sin dualidad, sólo uno. La mente errada mira alrededor del mundo, el mundo percibido a través de los sentidos del cuerpo y de las experiencias de fragmentación y dualidad. ¿Cómo se reconcilia la dualidad con la unidad? No se puede, ya que son irreconciliables. La función del Espíritu Santo es traducir la dualidad o percepción errónea en percepción verdadera o sanada, que es el puente a la Unidad o Unicidad. El Espíritu Santo, una creación eterna, funcionando como la memoria de Dios en la mente dormida, ve que el pensamiento de dualidad es falso. Por lo tanto, es el Espíritu Santo quien es el puente de regreso a la verdad, a la realidad o a Dios.

Eso puede parecer mucha metafísica, así que usemos un ejemplo concreto para ganar visión interna acerca de la percepción. Todos hemos tenido alguna vez la experiencia de un amigo que nos recomienda una película diciendo “tienes que ver esta película. Es la mejor”. Tan pronto como puedes ves la película y después piensas que no debes haber visto la misma película. No entiendes cómo tu amigo se refirió a ella como “la mejor”. Tú tienes una percepción muy diferente de la película.

Cuando realmente comenzamos a mirar de cerca a la percepción, lo que encontramos es que dos personas no van exactamente al mismo mundo. Todo parece relativo y nada parece durar para siempre en este mundo. Dentro de un mundo de dualidad, un mundo de irrealidad, no hay un acuerdo universal. Parece como si algunas percepciones tuviesen elementos comunes. La gente puede parecer dispuesta a estar de acuerdo, por ejemplo en el color de la hierba o del cielo. Sin embargo, incluso en estos acuerdos existen discrepancias. Cuando realmente se explora el tópico de la percepción, se vuelve más obvio que cada uno ve un mundo diferente, basado en la interpretación subjetiva. Aquí es donde entra todo el conflicto. Nada en un mundo de subjetividad y percepción relativa puede compartirse plenamente. Solo las ideas verdaderas, las ideas de Dios, que no son de este mundo, pueden compartirse.

La buena noticia es que todo está bien. Puedes estar tranquilo con la idea de que lo que se ve con los ojos del cuerpo no tiene ningún sentido porque el verdadero significado y la felicidad están más allá del cuerpo, dentro de la mente.

Cuando la percepción está retorcida y distorsionada, el dolor, la angustia, gran cantidad de disgustos parecen experimentarse. Por lo tanto, el intento de reconciliar lo que es percibido a través de los sentidos del cuerpo con paz, felicidad y alegría, es imposible. La paz, la felicidad y la alegría caracterizan al Espíritu de Dios que está en el interior del Silencio.

Todo el mundo parece ver el mundo de modo diferente; abundan las opiniones y las perspectivas variadas. Un primer paso para conseguir la paz mental es traer de vuelta muchos problemas aparentes del mundo y admitir que uno tiene un problema de percepción. El primer paso es estar abierto a la idea de que todos los acontecimientos que parecen estar sucediendo en el mundo, las guerras, las competiciones y los conflictos son sólo el reflejo de nuestra propia mente. Solo si el problema se ve en nuestra propia mente, puede ser aceptada la solución que también se halla en nuestra propia mente. Por lo tanto, deseo que nuestra charla sea un debate de la mente. Mientras continuamos nuestra charla de hoy, echemos una mirada a las creencias y percepciones que mantenemos. Haciéndolo así daremos un gran paso para soltarlas. Es un paso necesario. Cuestionándonos todas las creencias y, en última instancia, la creencia en la separación sobre la que están basadas, es la manera de conseguir un estado de paz mental duradero.